Caminar por la orilla de la playa de Denia es un buena forma de combatir los kilos de más que he ganado en la misma medida que también he ganado años. Desde mi llegada a la ciudad en los primeros días de Agosto, esta ha sido una de las rutinas adquiridas, rutina que desarrollo sin muchas variaciones desde las primeras horas de la mañana, recorriendo entre cinco y seis kilómetros a ritmo de música cubana que escucho desde el reproductor de mi teléfono móvil.
Hoy Domingo me tomé un descanso y preferí bajar a la playa un poco más tarde a escuchar música, leer y de vez en vez darme un chapuzón. Cerca de la una de la tarde se me ocurrió la feliz idea de caminar a lo largo de la orilla, pero esta vez con el agua casi hasta la cintura, de forma que podía ir refrescándome ya que el sol arreciaba en su propósito de broncear aún más mi curtida piel. Digo feliz idea, porque apenas había avanzado medio kilometro cuando divisé a lo lejos algo muy colorido que llamó mi atención y que desde el primer contacto visual me era muy familiar, menuda sorpresa cuando acercándome descubrí que se trataba de una muñeca negra a tamaño natural de una persona, realizada con los mismos materiales que se hacen los ninots de las fallas valencianas, sentada en un taburete presidiendo la entrada por la playa del bar restaurante “Primera Línea”. Con turbante amarillo sobre su cabeza, grandes argollas en sus orejas, blusa azul celeste y falda de siete colores, de su cuello colgando muchos collares de variados colores y formas, en su mano derecha un ramo de flores y entre sus labios un puro cubano. Cuando ya por fin estuve muy cerca de ella, luego de esperar que una joven se tomara una foto, pude mirar a sus ojos, ojos de una viveza increíble, de mirada profunda como el profundo e intenso significado de su presencia en aquel lugar.
Estaba delante de La Negra Francisca, la misma que presidia la puerta del restaurante “El Rincón cubano”, cuando en el 2003 conocía a su creadora Niurka Quiala Herrera de la mano de Concha Cervera, amiga común y dueña del “Primera Línea”. Aquella negra era la misma que en su momento nos acompañó en “Arena Salvaje” en el puerto deportivo de Denia, la misma que después se ganó su espacio muy especial en la casa que llevó su nombre “Casa Francisca” ubicada en Carre de la Mar, importante zona de marcha en la ciudad de Denia.
Allí estaba La negra Francisca, en el mismo lugar donde hace dos años y medio despedimos con una fiesta a nuestra amiga Niurka cuando se nos fue físicamente. Allí mismo estaba la negra Francisca en el lugar donde para mí nacía la estrecha relación de hermanos que tuvimos Niurka y yo. Pero realmente lo que cuenta es que La negra Francisca volvió a este lugar, frente al ancho mar, por voluntad expresa de quien le diera razón de ser a su existencia, Niurka, porque sin lugar a dudas hoy la negra y nuestra negra Niurka son una sola, una misma esencia y una historia verdadera. Hay muchas más razones de peso para que regresara a este lugar frente al mar, pero son tan intimas que es mejor preservarlas.
Hoy la Negra sigue siendo alegría, allí donde está sigue existiendo la música, los mojitos, se producen encuentros y reencuentros, allí está en alma y en el cuerpo de este ninot tan entrañable, nuestra eternamente querida Negra Francisca, nuestra negra Niurka. Gracias a Salvador quien fuera compañero sentimental de Niurka por tantos años, a Dany, compañero en la vida de Concha Cervera y padre de la mejor y única ahijada que tuviera Niurka, por hacer que ella una vez más ocupara el lugar que le corresponde, mirando al mar.
http://www.elrinconcubano.es/niurka_quiala_herrera.html
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