www.elrinconcubano.es

El Sitio de enlace con www.elrinconcubano.es

martes, 3 de abril de 2012

La Habana sobre cuatro ruedas.

La Habana sobre cuatro ruedas.
Boris Canto Bravo, Madrid.

"Almendrón" en las calles de La Habana.

Los taxistas de la ciudad sufren altísimos precios en el combustible.

Tiene el mayor parque de coches americanos de los 50´s en funcionamiento.

Como leones pelean por las presas que se aglutinan en las esquinas esperando poder iniciar su trayecto. Son los dueños de las calles, controlan cada nombre, cada glorieta, cada callejón, son los taxistas de La Habana.
Según el país que sea, esta profesión se practica sobre bicicletas, ciclomotores, caballos, góndolas, automóviles del año e incluso antiquísimos coches de inicios del siglo XX, como se puede ver en la capital caribeña.

Cuba ya es de por si un país sorprendente, tanto por sus cristalinas aguas y sus playas vírgenes como por sus trasnochadas construcciones detenidas en el tiempo, pero son las formas que las personas han adoptado para sobrevivir lo que más llama la atención. Los taxistas son un claro ejemplo de que hay para todos los gustos.
Encontramos a los legales y a los ilegales. Están los que cobran en la moneda nacional, el peso cubano, y aquellos que dan todos sus precios en CUC, el peso convertible, homologo del dólar en Cuba. Hay taxis estatales y taxis particulares, aunque los estatales no se sabe con certeza si lo son pues se las han arreglado para engañar al estado y cobrar lo que a los taxistas les viene en gana.

En La Habana existen los “almendrones”: son coches norteamericanos anteriores al triunfo de la Revolución cubana en el 1959 que han sido adaptados como taxis. También encontramos a “boteros” que son los conductores de estas antiquísimas naves tomadas por taxis. Su precio habitual es de 10 pesos cubanos, un equivalente a 45 céntimos de euro. La particularidad es que el cliente no escoge para donde va sino que se adapta al recorrido del taxista. Existen rutas fijas y piqueras oficiales, el cliente solo debe saber por que calle
pasa la ruta que mejor se adapta a su destino. Eso si, debe tener en cuenta que nunca irá solo pues todos los asientos se ocupan a lo largo del trayecto. Lo mismo se puede encontrar a un turista avispado que ha descubierto como moverse de forma económica, como a una madre sudorosa que carga a su hijo en brazos. ¿El resultado ? Un trayecto a veces más apretujado de lo normal y ser partícipe de un popurrí de olores de todos los viajeros que comparten el taxi. Sobre todo teniendo en cuenta que la temperatura media en la isla es de 28 grados centígrados y que la ciudad te reta constantemente a encontrar un espacio climatizado, casi inexistentes.

Se pueden ver circulando por las calles de la capital la variedad mas exquisita de coches de los años 50. El país cuenta con un parque automovilístico muy autóctono. Lo que en otras zonas son coches de colección y muy bien cuidados aquí se convierte en un medio de subsistencia. A veces es difícil saber como algunos se mantienen sobre sus cuatro ruedas sin apenas reparación pues los arreglos que se le hacen suelen ser remiendos que aseguran la rotura del día siguiente. Jose Alberto, botero desde hace 14 años relata acerca de su coche: “el motor es de un Fiat Iveco, la caja de cambios es de autobús, el diferencial es de Toyota y por ahí pa allá”. Estos inventos están de lo más justificados: “Así guapeo para conseguir los frijoles de los muchachos”.

Nadie imagina que un “traste” de esos que se ven por las calles de La Habana guarden en su interior un rompecabezas de piezas provenientes de modelos y marcas de todo tipo. El estado no resuelve la necesidad de encontrar respuestas a precios asequibles. Alejandro, un hombre ya sobre los 50 años y que denotaba gran experiencia en la profesión de transportar personas en su almendrón, dejó correr una afirmación muy cierta: “Dijo un pensador socialista que se llamó Federico Engels: una necesidad tecnológica vale por mil universidades.” El nivel de carestía del mantenimiento diario es muy alto en un auto de estos, Alejandro continua diciendo: “los coches se rompen mucho, las vías están muy malas, hay demasiados baches. Si las calles estuvieran como tienen que estar los coches duraran siglos.”

Hay algunos autos que son joyas, con tapizados originales, salpicaderos que parecen de plata y con todos sus relojes funcionando, en contraposición a los que apenas tienen timón, pedales y asientos. Los que parecen recién sacados de los concesionarios también tienen su mercado aparte. Sus dueños aprovechan los colores llamativos y la buena conservación para dar aireadas vueltas por el malecón habanero a precios de oro. Es normal ver pasar por las calles lujosos Chevrolets descapotables del 1954 con hermosas alemanas de cabellera rubia fotografiando cuanto edificio alcanza a ver.

Cuenta Jose Alberto que con lo que gana en esta profesión le alcanza para vivir honradamente, continua diciendo que cuando se empiezan a sacar las pérdidas y ganancias apenas llega a los 400 pesos cubanos por día, aunque en bruto suelen ser unos 1000 pesos ( 33 euros aproximadamente). Sobre haber escogido esta profesión, explica el porque de su desición: “Yo tengo un grado superior en mecánica automotriz, pero la mecánica no se paga tan bien y son 3 hijos que mantener”. Definitivamente es un país que rompe esquemas. La otra cuestión que hace que no sea una profesión fácil es el combustible, en los últimos tiempos se ha encarecido estrepitosamente el precio del gasóleo. J. Alberto sobre esto afirma que a veces lo compra por fuera ( clandestinamente) pero en otras ocaciones va a las gasolineras y lo compra a sobreprecio. Si en la calle está a 7 lo compras en 10......pero en realidad el precio oficial es poco más de 1. El dependiente de la gasolinera se lleva buena tajada del combustible que vende. Como todo en Cuba, en la profesión de taxista se encuentran la versión extraoficial y la oficial.
Para hablar de los taxis oficiales del estado se puede hacer una pausa diciendo que son fáciles de identificar. Suelen ser coches modernos de color amarillos o que llevan dibujados los logos de las empresas estatales que los administran. Tambien tienen su propia rama del mercado, estos se dedican exclusivamente a la cacería de turistas en los hoteles. Dado que tienen el cartel luminoso de taxi en la parte superior y es obligado el uniforme, pues los turistas son mucho más confiados. Con suerte los encuentras con aire acondicionado, pero eso seria demasiada suerte, además de que cobran un poco más que los que carecen de climatización. El precio nuevamente lo ponen ellos, los taxímetros son un mero ornamento del automóvil. Negocian el costo del servicio casi siempre a su favor, más de un visitante tonto paga algo más de la cuenta por los traslados.

Un caso muy curioso es la existencia de taxistas clandestinos. Hablamos de particulares que escondidos del estado y sus impuestos se dedican a recorrer los centros nocturnos capitalinos en busca de necesitados de transporte. Montarse en uno es fácil, lo complicado es conseguir un buen precio pues lo ponen a su antojo y solo aquellos avispados regateadores pueden llegar a acuerdos justos. Fuera de las discotecas habaneras encontramos todo tipo de vehículos que a su alrededor aglutinan a estos noctámbulos sedientos de clientes que también se hacen llamar taxistas. A la vez todos gritan: “ taxi, taxi, para donde va amigo? ”. Ninguno tiene licencia para ejercer y aprovechan el amparo de la noche para evadir los impuestos y ofrecer servicios de taxeo. Juegan con la ventaja que en el país las posibilidades de conseguir transporte público, a buen precio, desaparecen en la noche; realmente son casi inexistentes tanto de noche como de día, los autobuses siempre van saturados. El perfil de estos “chacales” suelen ser jóvenes entre los 20 y los 35 años, mayormente desempleados. Uno de ellos, que se identifica como Pepe, cuenta que “ya no hay buenas noches. Lo máximo que se pueden hacer son 20 dolares(17 euros), mas o menos lo mismo que por el día”.Pepe señala un Lada, un coche ruso muy de moda en Cuba durante el amparo del gigante soviético, ahora como se dice en la calle “ se usa para resolver el pan de cada día”.

Un país detenido en el tiempo, con los mismos autos que antes de la revolución eran la última moda y ahora son prueba de la gran mecánica callejera de un país. Montones de chatarra rodantes que dan de comer a familias enteras. Taxistas clandestinos que negocian los precios. Taxistas honrados que con un clavo y un martillo logran echar a andar su máquina. La próxima vez que diga “taxi!”, recuerde que existen góndolas, bicicletas, carros tirados por animales y también almendrones.

(Boris Canto Bravo de origen cubano, es estudiante de periodismo en Madrid.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario