Por Oniel Moisés.
Cuatro afluentes de marea humana confluyeron en un mismo punto inundando Madrid el pasado Sábado 23 de Febrero, en protesta ciudadana por la situación que vive España en la actualidad, la que se hace cada vez más insostenible. Esta noticia la conocí únicamente por boca de personas que estuvieron en ella.
Por compromisos de trabajo en el horario convocado para las marchas, no pude estar pendiente de ninguna noticia relacionada, hasta pasadas las once de la noche, hora en que llegué a casa y naturalmente interesado por saber el resultado, me senté frente al televisor y por más que busqué en todos los canales, no encontré referencia alguna a los hechos, solo en el canal 24 horas, cerca de las doce de la noche pude conocer, no lo que había sido la manifestación como tal, sino una noticia referida a las detenciones realizadas por la policía al finalizar la marcha convocada para ese día.
Concluí entonces que había sido un gran fracaso la convocatoria o los medios no estaban interesados en difundir la verdad de lo acontecido. A esto he de sumar la comparación que el consejero de Presidencia y Justicia de la Comunidad de Madrid, comparaba la manifestación de la marea ciudadana con el fallido golpe de Estado del 23-F. al expresar en su cuenta de Twitter: "Necesitamos democracia, no que hoy, como hace 32 años, los enemigos de las libertades tomen el Congreso y las calles".
Y me pregunto entonces ¿qué es lo que está pasando en España hoy? Creo que la respuesta no es tan difícil: Lo que está pasando en España es que los destinos del país no los dirige el gobierno, están dirigidos por control remoto desde las entidades financieras en contubernio con la Comunidad Europea. Si no es así, ¿Cómo se explica que un programa electoral pueda incumplirse desde la primera letra hasta el punto final?, programa en el que una gran parte de los españoles creyeron y votaron por el, programa electoral incumplido que ridiculiza a un presidente elevado hasta la máxima posición del estado, para luego sacrificarle decapitándole sus propios compañeros de partido.
En España sucede hoy que el gobierno de turno está empeñado en la fracasada idea de que no se de una mala imagen para el resto del mundo, imagen que según el ministro de Exteriores afecta la marca España y me pregunto yo: ¿Qué marca? ¿Qué España? si cada día se pierden más los valores que a lo largo de muchas generaciones han hecho crecer este país y es que al parecer este gobierno y los medios de difusión que manejan a su antojo, siendo los que más a mano tienen el uso de las nuevas tecnologías, no se enteran que por más que se empeñe en silenciar la verdad, desde hace unos años entramos en la era digital, donde ni debajo de las piedras se puede ocultar algo sin que sea encontrado, sacado a la luz y difundido hasta por el más inofensivo de los terrícolas.
Esta marea humana que salió a la calle el pasado sábado, frente a las actitudes hostiles y prepotentes del gobierno del Partido Popular, el más impopular de toda su existencia, de a poco se está convirtiendo en tsunami, muy peligroso y arrasador y aún sabiéndolo las autoridades, prefieren callar y hacer callar a los medios, no quieren ver, o temen por lo que ven y por eso desacreditan a quienes se han cansado de que les mientan y pisoteen en nombre de un bienestar que si se sacrifican puede estar por llegar.
Una vez tuve un vecino maltratador que cuando le pegaba a su mujer, tras cada manotazo se escuchaba decirle: “Y esto es por tu bien, es para que aprendas, para que el día de mañana no digas que yo no te lo enseñé… cada vez las palizas que le daba se hacían más insostenibles y un día ella cansada de tanto recibir golpes le denunció ante la policía pero esto no bastó, tuvieron que ponerle una orden de alejamiento y tampoco fue un impedimento para que cada vez que se le antojase viniese a por ella para golpearle en nombre de las lecciones que tenía que enseñarle. Hasta que un día ebrio se presentó y encontró la casa cerrada, saltó un muro para situarse sobre la cornisa que llevaba hasta la ventana donde se colocaba una llave que servía para abrir la puerta en caso de alguna emergencia, pero sucedió que no calculó bien sus pasos y se precipitó al vacío desde la altura de un tercer piso del viejo edificio colonial donde vivieran. Nunca supo que en el interior ella al escucharle llegar e impulsada por el miedo terrible de ser maltratada, ingirió una cantidad de pastillas tal que quedó sin conocimiento tirada sobre la cama. Por suerte los vecinos que escucharon el estruendo que hizo él al chocar su cuerpo contra el suelo, echaron abajo la puerta y pudieron llegar a tiempo para salvarle la vida a ella.
Aplico la moraleja de esta historia en forma de refranes muy populares en Cuba a lo que hoy vivimos en España:
Aún siguen creyendo que:“La letra con sangre entra”. Que tengan mucho cuidado porque: “Cualquiera resbala y cae” y que recuerden bien que:“Tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe”.
De lo que estoy seguro es que España emergerá, tal vez magullada, pero con fuerzas para reponerse, mientras la historia arrastrará, por la fuerza de la marea, precipitando al vacío todo vestigio de prepotencia, maltrato y sacrificios inútiles.
Que así sea, por el bien de todos.
Madrid 25 de Febrero de 2013.